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LA ESPERANZA CRISTIANA 69 to, supuesto que padezcamos con El, para ser con El glorificados" (43) ; "que si morimos con El, también con El viviremos ; si sufrimos con El, con El reinaremos" (44); "así como partici– pasteis en nuestros padecimientos, así también participáis en el consuelo" (45) ; "si hemos sido injertados en El por la semejanza de su muerte, también lo seremos por la de su re– surrección" (46) ; "si hemos muerto con Cristo, también viviremos con El" (47), (48). "La comunicación en los padecimientos de Cristo -escribe el P. T. de Orbiso-, es la con· dición indispensable, y al mismo tiempo la prenda cierta de la participación en sus triun– fos. Padecer con Cristo -ser glorificado con Cristo- es la auténtica esperanz 1 a cDist:iana, tanto más sólida cuanto más libre de ilusiones, porque comienza por asociarse a Cristo pacien– te, siguiendo el camino que El recorrió antes de entrar en su gloria". "Era preciso que el Mesías padeciera y entrase en su gloria" (49). Según San Pablo, Cristo es la Cabeza de la Iglesia. En El quiso el Padre recapitular to- (4:3) Rom., s, 17. (44) 2. 0 Tim., 2, 11-12. (45) 2.0 Cor., 1, 7. (46) Rom., 6, 5. (47) Rom., 6, "l. (48) Cf. P. T. DE ÜRBISO o. c.. p. 2H. (49) P. T. DE ÜRBISO, o. e. p 26. Luc., 24, 2G.
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