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58 P. JUSTO DE \'ILLARES, O. F. M, nosotros. En el Santo Evangelio tenemos diver– sas -pruebas de cómo el Señor nos dará la po– sesión del reino de los cielos por nuestras bue– nas obras. Veamos dos nada más. En la parábola de los talentos afirma el Divino Maestro que el día de las cuentas pre– miará el Señor al siervo bueno y fiel por la ganancia que le proporcionó (digámoslo así) con la negociación de los talentos que le había dado con ese fin. Leamos con cariño y emoción las cálidas frases con que el Maestro nos refie– re la complacencia del amo por el buen com– portamiento de su siervo. "Pasado mucho tiem– po --dice Jesús- vino el amo de aquellos siervos y les tomó cuentas. Y llegando el que ha– bía recibido los cinco talentos, presentó otros cinco diciendo: Señor, tú me has dado cinco talentos, mira, pues, otros cinco que he gana– do. Y su amo le dijo: Muy bien, siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te constituiré sobre lo mucho; entra en el gozo de tu Se– ñor" (22). En cambio, al siervo perezoso, aun– que conservó íntegro el talento, pero no le re– portó ganancia alguna, le castigó severamente. En el día del juicio final nos asegura J esu– cristo que el Rey dará el premio -esto es- la posesión del reino de los cielos a los elegidos por las obras de misericordia que hicieron a (22) M at., 25, 19-lH.
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