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LA ESPERANZA CRISTIANA 55 Padre hay muchas mo,radas; si no fuera así os lo diría, pero voy a prepararos el lugar. Y cuando Yo me haya ido, y os haya preparado el lugar, de nuevo volve,ré y os toma,ré con– migo, para que, donde Yo estoy, estéis tam– bién vosotros. Pues pa,ra donde Yo voy, vos– otros conocéis el camino" (16). Estas tres promesas por las circunstancias en que fueron hechas por el Salvador, son absolutas, sinceras y firmes. A ellas es aplica~ ble esta sentencia del mismo Jesús a propósito de las promesas hechas sobre los últimos tiem– pos: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (17). El Apóstol San Pablo para infundir una confianza inquebrantable en el corazón de sus lectores en las promesas mesiánicas relativas a la vida eterna, les asegura que de ninguna manera quedarán incumplidas. Por argumento les da tres razones: que Dios no miente, que es fiel y que para confirmarnos en su fidelidad empleó el juramento. En la inscripción de la Epístola a Tito men– ciona la esperanza de la vida eterna, que es cierta porque se funda en "la promesa de Dios que no miente" (18). A su queridísimo discípu- (Hi) / oh., 14, 1-4. (17) Mat., 24, 85. (18) Tit., 1, l.
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