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52 P. JUSTO DE VILLARES, O. F. M, siempre con nosotros no es por ventura una prenda segura de firme esperanza de nuestra eterna salvación? También es palabra del Divino Maestro que el Espíritu Santo será el que dará constancia y facundia a los mártires en sus tormentos. Leamos con fe sus sentencias: "Cuando os en– tregaren, no os preocupéis cómo o qué habla– réis ; porque se os dará en aquella hora lo que debéis decir. No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu del Padre el que ha– blará en vos.otros" (12). Admirable ejemplo de esta verdad fueron las santas vírgenes y már– tires Santa Lucía y Santa Catalina. El Espíritu Santo las hizo invencibles en la doctrina y en los tormentos. El Apóstol San Pablo, después de decirnos que el Espíritu Santo nos otorga con su gracia la filiación divina, añade que el mismo Espíri– tu nos convierte en templos suyos con su pre– sencia, nos enseña a orar con la oración que escucha el Padre en todo tiempo y nos sella con su sello mediante el cual nos da derecho a la herencia eterna. Sobre este particular es– cribe el Doctor de las Gentes a Tito: "Mas cuando apareció la bondad y el amor hacia los hambres de Dios, nuestro Salvador, no por las obras justas que nosotros hubiéramos he- (12) M at., 10, 19-20.

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