BCCCAP00000000000000000000538

50 P. JUSTO DE VILLARES, O. F. M. intercediendo por nosotros. Las dos primeras pruebas subsisten en sus efectos; las dos últi– mas nos garantizan la eficacia de este amor. Nuestra seguridad no es una simple persua– sión ; es una certidumbre de fe: nada puede separarnos de Cristo, excepto nosotros mismos. Desde este punto de vista, la certidumbre es condicional; porque, aunque es imposible du– dar del amor de Cristo para nosotros, no pode– mos decir sin presunción que jamás desfalle– cerá nuestro amor a Cristo" (9). Con ser muy verdadero lo que dice el Padre Prat, a saber, que no podemos lisonjearnos de nuestra parte de permanecer siempre en nues– tro amor a Cristo, sin embargo, he aquí lo que escribe San Pablo a renglón seguido del que hemos comentado con el mismo P. Prat: "¿ Quién nos arrebatará el amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el · hambre, la desnudez, el peligro, la espada ... ? Persuadido estoy -responde- de que ninguna criatura podrá arrancarnos al amor de Dios en Cristo Jesús nuestro Señor" (10). (9) PRAT, Teología de San Pablo, II, p. 27i.-– Trd. de SALVADOR AllASCAL. Ed. fus. México, 1947. (10) Rom., 8, 35-38.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz