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LA ESPERANZA CRISTIANA 4!) para que el mundo sea salvo por El" (6). Y refiriéndose el mismo Maestro a su exaltación en la Cruz, exclamó todo alborozado contem– plando los muchos hijos de Adán que habían de creer en El y salvarse: "Ahora es el juicio de este mundo, ahora el príncipe de este mun– do será arrojado fuera. Y Yo, si fuere levanta– do de la tierra (en la Cruz), atraeré a todos a Mí". "Esto lo decía -escribe San Juan- indi– cando de qué muerte había de morir" (7). El Doctor de las Gentes, relacionando la Redención con la esperanza cristiana, escribió este magnífico verso a los Romanos : "Cristo Jesús, el que murió, aún más: el que resucitó, el que está sentado a la diestra de Dios, es quien intercede por nosotros" (8). Comentan– do el P. Prat este verso, prorrumpe en este grito de júbilo: "He aquí el triunfo de la es– peranza. Esta se extiende a todos los justos: no es la herencia de algu:nos priv11egiados, porque la caridad de Cristo abraz~ a cuantos le aman. Tenemos cuatro pruebas insignes del amor que Jesucristo nos tiene. El muirió para justificarnos; resucitó para asociarnos a su gloria; está sentado a la diestra del Padre pa– ra hacernos reinar con El mismo; y continúa (6) /oh., 3, 17. (7) / oh., 12, 31-34. (8) Rom., 8, 33-34.

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