BCCCAP00000000000000000000538

48 P. JFSTO DE \'ILLARES, O. F. 1\1, buen Jesús esta confidencia a los Apóstoles, y en ellos a todos nosotros: ''Llega la hora en que ya no os hable en parábolas, antes os hablaré claramente de mi Padre. Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que Yo rogaré al Padre por vosotros, pues el mismo Padre os ama, porque vosotros me habéis ama– do y creído que Yo he salido de Dios" (4). "El mismo Padre os ama". ¡Cuánto cariño! ¡ Cuánta bo:ndad ! ., Qué más queremos para poner toda nuestra confianza en nuestro Padre celestial? Esperemos, pues, que el que nos dio lo más, nos dé lo menos. Porque menos es la gloria que el mismo Cristo. Esperemos ... Di, gamos como Jesús moribundo: "Padre, en tus manos entrego mi espíritu" (5). La Redención de Dios Hijo El segundo grande motivo de nuestra es– peranza es la Redención de Jesucristo, la cual es, ciertamente, la mayor demostración de su amor hacia nosotros y, por tanto, la prenda más segura de nuestra eterna salvacii.ón. El mismo Jesús lo dijo a Nicodemo por estos tér– minos: "Dios no ha enviado a su Hijo al mun– do para que juzgue al mundo (lo condene), sino (4) /oh., 16, 25-26. (5) Luc., 24, 46.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz