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LA ESPERANZA CRISTIANA turo mejor sujeta a la Hermanita a servir al desecho de la sociedad? ¿ Quién sino la espe– ranza cristiana obliga a la Hermana de la Ca– ridad a estar junto a la cuna del niño expósito o a la cama del enfermo? ¿ Quién sino la es– peranza retiene resignados, quizá contentos, en las cárceles, en los campos de concentración, a todos los qne en nuestros días se ven perse– guidos por Cristo? Ci.ertamente, la esperanza y sola la espe– ranza cristiana es la que obra el míilagro de la conformidad con la voluntad divina con que viven esos soldados valientes de Jesucristo, en quien cifraron su esperanza. "Blasfema de Dios", dijeron unos foraji– dos al párroco de Torrijas el día 18 de julio de 1936. "Jamás haré eso", respondió el digno ministro del Señor, "antes la muerte". Y como no consiguieran hacerle blasfemar de Dios, le fusilaron. Es asimismo la esperanza cristiana dicha para las almas. La dicha, el bienestar es lo que rabiosamente desea nuestra moderna sociedad; pero no la encuentra. No da con ella. Es por– que nn la busca donde se halla, a saber, en el fondo del alma, en la tranquilidad de la con– ciencia. Ya lo dijo el Señor por Isaías: "No hay paz para los impíos" (7). En cambio cantó (7) 57, 21.

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