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P. JUSTO :.-E \'!LLARES, O. F. M, entre Pentecostés y Adviento, o sea, durante el tiempo litúrgico llamado de preparación para la Patria celestial. "Este tiempo es por excelencia aquel en que la naturaleza, brotando con fuerza, se viste de verdes g.<¡.las y produce sazonados frutos". Pues bien, el placer estético que experimen– ta el hombre de estudio o de oficina, cuando sale al campo para contemplar la verdura de los árboles, de las praderas y de las monta– ñas, ese y mucho más experimenta el gue– rrero cristiano, cuando, después de la lucha contra los enemigos de su alma, contempla la hermosura de Dios, la belleza de la Humani– dad Santísima de Nuestro Señor Jesucristo, la candidez de la Virgen Inmaculada, la pulcri– tud de los ángeles y el ornato de todos los bienaventurados. Lector, cuando asistas a la Santa 1\/Iisa y veas al sacerdote revestido con los ornamentos sagrados de color verde, acuérdate que eres peregrino en la tierra y que vas caminando hacia la casa del Padre celestial. Por tanto, prepárate y dilata tu corazón con la esperanza de las promesas del Sef10r, cuyo cumplimiento, para cada uno en particular, no se hará espe– rar. Mientras llega ese momento feliz, canta con la Doctora del Carmelo,: