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LA ESPERANZA CRISTIANA 29 que está clavada, no en la tierra, sino en lo más profundo de los cielos, "detrás del velo" del místico santuario de la gloria, "adonde en– tró por nosotros Jesús como precursor", para prepararnos el lugar y llevarnos consigo, de derecho, el día de la Ascensión, y allí, "detrás del velo", "fue constituído Pontífice para siem– pre", a fin de interceder por nosotros. Esta es– tancia de Cristo en el cielo es la garantía más fiel de nuestra esperanza y, por lo mismo, del cumplimiento de todas sus promesas. Agarrémonos, pues, firm1emente al áncora de la esperanza cristiana hasta que penetre– mos con Jesús detrás del velo y de este modo alcanzaremos la eterna Bienaventuranza que anhelamos. EL yelmo El mismo teólogo de la esperanza, San Pa– blo, nos habla de la metáfora del yelmo, como símbolo de lrt esperanza cristiana. He aquí cómo lo dice escribiendo a los Tesalonicenses: "Nosotros, hijos del día, seamos sobrios, reves– tidos de la coraza de la fe y de la caridad, y como yelmo, la esperanza de la salud" (2). En la Epístola a l()s de Efeso, describiendo la ar– madura del guerrero cristiano, menciona entre (:2<) 1. 0 Tes., 5, s.
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