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LA ESPERANZA CRISTIANA El P. Bover, comentando la sentencia del Doctor de las Gentes, que acabamos de expli– car, escribe: "Jesucristo, como es el objeto preponderante y resumen de la fe, síntesis de toda moral, compendio del misterio de Dios, el sí o realización de las promesas di,vinas, re– capitulación de cuanto existe y singul9-rmente de la Iglesia, así también es nuestra esperanza, suma y concreción viviente de cuanto bueno esperamos y podemos desear" (6). * * * En la segunda sentencia dice el Maestro de los gentiles: "Cristo en medio de Yosotros es la esperanza de la gloria" (7). Quiere decir San Pablo que Cristo es el objeto adecuado de nuestra esperanza en cuanto Dios y en cuanto Hombre. Por ser Dios, Cristo será la eterna Bienaventuranza de nuestra alma, ya que le veremos cara a cara, como El es, le amaremos con amor inconmensurable y le gozaremos per– petuamente. En cuanto Hombre, Cristo será la dicha de nuestro cuerpo contemplando su San– tísima Humanida!l. Su vista será deleite de nuestros ojos y su voz dulzura de nuestros oí– dos, etc... Recordemos los transportes jubilo- (6) Las Epístolas de San Pablt>, p. 1,'l. (7) Col., 1, 27.

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