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LA ESPERANZA CRISTIANA 21 don, pensemos en los millones de infieles que carecen de él, y consideremos cuáles son sus aspiraciones y sentimientos más allá del se– pulcro. Y por la cual, apoyados en la bondad divi– na.-Siendo sobrenatural, la virtud de que ve– nimos tratando, necesariamente hemos de apoyar nuestras pretensiones y deseos de la Bienaventuranza en la bondad divina y no en nuestras fuerzas y talentos. La bondad divina, por tanto, es el motivo o fundamento de nues– tra esperanza. Deseamos y firmemente confiamos.-El de– seo del cielo y la firme confianza que abriga– mos de ser un día felices en las eternas ro.ora– das de nuestro Padre celestial son los dos elementos esenciales de la esperanza cristiana. Por eso la Iglesia nuestra Madre y Maestra nos exhorta todos los días en el Prefacio de la Santa Misa a suspirar por nuestra verdade– ra y permanente Patria con esta jaculatoria: "¡Sursum corda! ¡Arriba los corazones!". Conseguir la ete·rna Bienaventuranza y Ias gracias y auxilios necesarios para ello, son los dos objetos de la virtud de la esperanza. La eterna Bienaventuranza es el primario y las gracias y auxilios, el secundario. A parte de la gracia se exige nuestra cooperación.

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