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CONCLUSION Invocación a la esperanza cristiana ¡ Oh, esperanza!, hermosa virtud cristiana, infundida en el alma por la Beatísima Trini– dad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, cimentada e iluminada por la fe, vivificada y coronada por la caridad. ¡ Oh, esperanza! , hermosa virtud cristiana, consuelo del alma atormentada por la enfer– medad o el desamparo de los seres queridos, áncora del mortal en peligro de naufragio en el revuelto mar de la vida, yelmo del guerrero cristiano que lucha denodado contra las tres concupiscencias, arcoiris de bonanza en el cie– lo nublado del alma tentada por satanás, ju– ventud perenne del anciano cargado de años, pero con alma tensa hacia la eternidad. ¡ Oh, esperanza!, hermosa virtud cristiana, fruto de los méritos de Cristo Redentor y de las lágrimas de la Virgen Corredentora, Reina y Madre y después de Jesús única "esperanza nuestra".

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