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LA ESPERANZA CRISTIANA 18:l paganos. El remedio lo pusieron los dos jE'fes de la nación imitando el ejemplo de J Ósías. Esdras y Nehemías convocaron a los judíos vueltos de la cautividad en la ciudad Santa, mandaron leer la Ley durante siete días en presencia del pueblo, el cual, oyendo la lectu– ra, se arrepintió de sus pecados y los lloró con mucho dolor. Los dos jefes se aprovecharon de las lágrimas de los concurrentes y renovaren otra vez el pacto entre Dios y el pueblo, de observar éste sus mandamientos. Así volvió a prosperar de nuevo la piedad y vida espiritual en Judá (23). San Antonio Abad no estaba muerto en el alma a la vida de la gracia santificante, pero la aumentó considerablemente con la lección de los Libros Santos, que llegó a saberlos de memoria. Se refiere en su vida que durante la Santa Misa oyó leer al sacerdote en el Misal esta sentencia del Evangelio de San Mateo: "Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tie– nes, dalo a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos, y ven y sígueme" (24). Como · si esta sentencia se hubiera escrito exclusivamente para él, se fue a casa, vendió todo cuanto tenía, lo distribuyó a los pobres y se retiró al desierto. Allí se dedicó por com- (2:3) Cf. N ehemías, ce. 8-10. (24) M at., 19, 21.

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