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LA ESPERANZA CRISTIANA 181 el pm de la divina palabra sea el alimento cotidiano y común de los fieles" (19). "Es, por tanto, la Biblia -añade el citado P. Bo,ver- a manera de l,ibro de texto, que se P.ntrega a todos, pero para que lo lean bajo la dirección del Magisterio eclesiástico, guiados por los hombres de Dios", o sea, de los sacerdo– tes (20). Finalmente, la lección de los Libros Santos es vida espiritual para el alma. Nuestro Señor Jesucristo confirmó la opinión de los judíos de que en las Sagradas Escrituras se contiene la vida eterna. Meditemos sus expresiones: "Es– cudriñad -les dijo- las Escrituras, ya que en Ellas creéis tener la vida eterna" (21). La verdad de esta sentencia la comprueban abundantísimamente las Historias Sagrada y Eclesiástica. Citemos nada más que dos ejem– plos de cada una de ellas. Durante el gobierno de los impiísimos reyes de J udá, Manasés y Amón, se persiguió crue– lísimamente la religión verdadera, se derramó mucha sangre inocente y se favoreció por to– dos los medios el culto idolátrico y la relaja– ción de las costumbres. Consecuencia de todo este desorden moral fue el olvido y hasta la (19) Las Cartas de San Pablo, pp. 2S:l-254. (2'0) o. c., p. 460. (21) / oh., 5, 4..

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