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lGG P. Jl:STO DE VILLARES, O. F. M. gustia nos revela el terrorífico fondo de la exis– tencia : de la nada todo ser, en cuanto ser, se hace (18). Después de presentar, aunque muy abrevia– dos, los sentimientos de estos tres filósofos, quizá los más influyentes en la juventud de nuestros días, creo que queda probada nuestra afirmación, a saber: Que el existencialismo es un enemigo capital de la esperanza cristiana; ya que en los escritos de estos autores y de los que les siguen, no hay casi más que sentimien– tos deprimentes del espíritu humano, como son: angustia, tedio, melancolía, náusea, di;– sesperación, nada. Eri cambio, la esperanza cristiana, mediante las promesas que constantemente nos recuerda de la ayuda divina, de la consecución de la vida eterna, tiende a levantar eL ánimo hacia la Patria celestial: Vida eterna, gozo sin fin, posesión del Sumo Bien: He aquí los senti– mientos de la esperanza cristiana. * * * Las angustias de nuestro tiempo son asimis– mo un grande enemigo de la esperanza cristia– na, sostén y consuelo de los peregrinos del cielo. Ahora bien, las principales angustias de (18) o. c., p. 201:.

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