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l(l,t P. JFSTO DE VILLARES, O. F. M. El existencialismo es la filosofía de la an– gustia y de la desesperanza y, por lo mismo, un enemigo capital de la esperanza cristiana. El concepto que la filosofía existencial ac– tual tiene del destino del hombre en la tierra es absolutamente desolador. Considera que la existencia humana, es "ser para la nada"; "que viene de la nada y va a la nada". Con tales doctrinas y sentimientos ¿ qué es– peranza de una vida ·mejor puede reinar en los corazones de los cultivadores de tal filosofía? Cierto, no es terreno abonado su alma para que el exuberante árbol de la esperanza cris– tiana, germine, se desarrolle y produzca fru– tos de paz y resignación aquí en el destierro y de gloria y de gozo allá en la Patria celestial. Los filósofos existencialistas rezuman an– gustia, amargura, desesperación. Del padre y maestro de todos ellos, Kierke– gaard, escribe Lavelle: "Su existencia fue una paradoja viviente, en guerra contra su tiempo, contra la Iglesia constituída, objeto de horror para la conciencia, obstinado en ser un puro testimonio de la verdad, desesperado de poder– la alcanzar" (17). A la anterior nota sombría del existencia– lismo de Kierkegaard hemos de añadir que para él "la angustia y la inquietud le sirven (17) Le moi et son destin. Paris, 193C, P. 83.

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