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156 P. JUSTO DE VILLARES, O. F, M. el caso de que sus postulados teóricos y prác– ticos tropiecen y desemboquen en una abierta negación de las notas esenciales de la concien– cia humana y cristiana" (8). Condenó el mate– rialismo social. Y la razón es porque "no ve en el pueblo más que tma grey de individuos que, divididos y sin consistencia, son considerados como materia de dominio y arbitrio en lugar de concebir la sociedad como una unidad in– terna, criada y madurada bajo el gobierno de la Providencia" (9). Los materialistas del tiempo de Isaías y de la Sabiduría, pronunciaron las groseras expre– siones que dejamos arriba copiadas y lo mismo hemos de suponer que han dicho los materialis- · tas de todas las épocas. Pero asimismo hemos de pensar que habrán dicho estas otras que pronuncian ahora en el infierno: "Luego erra– mos el camino de la verdad, y la luz de la jus– ticia no nos alumbró, y el sol no salió sobre nosotros. Nos cansamos de andar por las sen– das de la iniquidad y la perdición, y caminamos por los desiertos solitarios, y el camino del Se– ñor no lo atinamos. ¿ Qué nos aprovechó nues– tra soberbia, y qué ventaja nos trajeron la riqneza y la jactancia? Pasó como sombra to- (8) Rilf., IV-23, 25, (425, 26), o. e (9) RM., IV-41 (431), o. c.

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