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LA ESPERANZA CRISTIANA H5 del sombrío Misterio que se menciona en las palabras del Señor: "Quien hablare contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este siglo ni en el venidero" (Mat., 12, 32) (8). Las causas de la desesperación son la acidia, los malos hábitos y la incredulidad. La acidia. Sobre este pecado capital vamos a ceder la pluma a J osef Pieper que discurre magistralmente en el libro antes citado. Veá– moslo: "El principio y raíz de la desesperación es la "acidia", la "pereza". La "acidia" es una especie de tristeza del bien divino del hombre, la cual paraliza, pesa y descorazona. La "acidia" es aquella tristeza de que habla San Pablo "que lleva a la muerte" del peca– do (2.º Cor., 7, 10). Esa tristeza es una carencia de grandeza de ánimo; no quiere proponerse la empresa gran– de propia de la naturaleza del cristiano. El cristiano afectado de "acidia" no tiene ammo ni voluntad de ser tan grande como realmente es. Preferiría empequeñecerse para sustraerse de este modo a la obligación de la grandeza. La "acidia" es la humildad perver– tida; no quiere aceptar los bienes sobrenatu- (8) PIEPER, o. c., p. 59.

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