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LA ESPERANZA CRISTIANA 141 tú eres un perro cristiano, pues ves que yo, con ser musulmán, todos los días hago oración a Alá tres veces, en c.ambio tú, siendo cris– tiano, nunca haces oración a tu Dios". Los males de la omisión del acto de espe– í:anza son incontables, tanto para la vida como para la muerte y para después de la muerte. Durante la vida la omisión del acto de espe– ranza lleva consigo la impaciencia y la deses– peración en los infortunios, como nos lo ates– tigua el Espíritu Santo en la conducta de la mujer del Santo Job y la del Santo Tobías (1). En la hora de la muerte la anemia religiosa causa la impenitenci:1 final, según se lo aseguró Nuestro Señor Jesucristo a los escribas y fa– riseos por estas terribles palabras: "Moriréis en vuestro pecado" (2). Porque es cierto este dicho de los Santos: "Cual es la vida, tal es el fin". Después de la muerte la falta de esperan– za u omisión del acto de esperanza termina en la condenación eterna. También es pecado contra la esperanza cristiana el apego excesivo a los bienes terre– nos con olvido o menosprecio de las riquezas celestiales. Hoy abunda mucho este pecado a causa del materi.alismo reinante tantas veces condenado por los Vicarios de Jesucristo. El (1) Job., 3, 9-10.-Tob., 2, 14. (2) / oh., s, 24.

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