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III PECADOS CONTRA LA ESPERANZA La omisión del acto de esperanza Estamos obligados a ejercitarnos en actos de esperanza, y si bien los cristianos temero– sos de Dios, ya cumplen implícitamente con esa obligación mediante las prácticas ordina– rias de piedad, con todo, conviene acostum– brarnos a hacer con frecuencia actos explícitos de esperanza. Pasar días y dfas sin acordarse -de cumplir con este deber sería una gran falta en un hijo de Dios. Este pecado de omisión del acto de espe– ranza es semejante a la anemia religiosa tan– tas veces anatemathada por Su Santidad Pío XII, consistente en "esa apatía, ese ma– rasmo espiritual, esa pereza, ese sueño y ti– bieza", que en tanto graJo se ha apoderádo de los cristianos de nuestros días respecto de sus deberes religiosos. Son manifestación de ese pecado o anemia religiosa el incumplimiento o mal cumplimien– to de la Santa misa, la profanación del reposo dominical, la omisión de la confesión anual y comunión por Pascua, el enfriamiento en la vida cristiana, el retraimiento de la Iglesia y de los oficios divinos, etc....