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l:l4 P. JUSTO DE VILLARES, O. F. M, Antigua Alianza es una ley: un yugo moral impuesto al pueblo de Israel; la Nueva Alian– za es una esperanza: una primavera espiritual que promete abundantes frutos de vida eterna, una aurora esplendorosa de un día sin fin" (5). Hablando Su Santidad Pío XII sobre los vínculos que unen a los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, he aquí lo que dice de la esperanza: "Si por la fe nos adherimos a Dios en esta tierra como a fuente de verdad, por la esperanza cristiana lo deseamos como a ma– nantial de la felicidad, "aguardando la bien– aventurada y la venida gloriosa del gran Dios" (6). Y por aquel anhelo común del reino celestial, que nos hace renunciar aquí a una ciudadanía permanente para buscar la futura (7), y aspirar a la gloria de arriba, no dudó el Apóstol de las Gentes en decir: "Un Cuerpo y un espíritu, como habéis sido llamados a una misma espe·ranza de vuestra vocación" (8); más aún, Cristo reside en nosotros como espe– ranza de gloria" (9). Podíamos multiplicar los testimonios con- (5) Epístolas de San Pabfo, pp. 344<345. (G) Ef., :l, 17. (7j Heb., 12, 2'. (R) Tit., 2, 13. (n) llrb., l:l, H. Cf. Jfistici Corpcrir Clzristi mí– mero :l2, p. :02. Cr;lecci!m ,le Encíclica.1 1· Cartas ponti– ficias. Ed. A. C. E.

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