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122 P. JlTSTO DE VILLARES, O. F. M. salud con temor y temblor... pues deben temer, sabiendo que han renacido a la esperanza de la gloria, pero a la gloria todavía no" (19). En la Sagrada Escritura una de las virtudes más recomendadas es la del santo temor de Dios. Salomón da este consejo a los jóvenes: "No te tengas por sabio, teme a Dios y evita el mal" (20). El autor del Libro del Eclesiastés termina su discurso con estas palabras: "Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque eso es el hombre todo" (21). San Pablo escribió a los Corintios: "El que cree estar en pie (en gracia de Dios), tema no caiga (en pecado)" (22). San Pedro es del mis– mo sentir, cuando dice a los primitivos cris– tianos: "Hermanos míos, tanto más procurad vuestra salvación y elección, cuanto que ha– ciendo así jamás tropezaréis" (23). Los Santos Padres nos excitan asimismo al santo temor de Dios. San Gregario Magno nos presenta el ejemplo de los Santos que, confian– do en Dios y temiendo por sí lograron el ob– jeto de la esperanza. "Los mismos santos va– rones -dice- de tal manera están ciertos de (l!l) Sess., G, cap. 13. (20) Prv., 3, 7. (21) Ectés., 12, 13. (22) J.ª Cor., 10, 11. (23) 2. 0 Pd., 1, 10

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