BCCCAP00000000000000000000538
LA ESPERANZA CRISTIANA 101) su Divino Esposo, el Príncipe de la paz, y co– nocedora de la necesidad que de la paz tiene el mundo, todos los días la pide en su Liturgia por medio de sus ministros "al Dios de la paz" (29). Sólo en el Canon de la Santa Misa la demanda ocho veces, ya para Ella, ya para sus hijos, tanto vivos como difuntos, ya para el mu,ndo entero. En la oración "Te igitur" dice el sacerdote: "Oh, Padre clementísimo, Te rogamos que te dignes aceptar estos dones que te ofrecemos en primer lugar por tu Iglesia Católica, a fin de que te dignes darle la paz". Y añade en la ora– ción "Hanc igitur": "Dígnate, Señor, aceptar esta ofrenda... y en cambio concédenos la paz durante la vida presente". En el "Memento" de los difuntos ruega el sacerdote al Ete_eno Pa– dre que dé la paz a los muertos, diciéndole: "Acuérdate también, Señor, de tus siervos, que duermen ya el sueño de la paz". Y continúa el ministro del Altar su súplica: "A éstos, Señor, y a todos los que descansan en Jesucristo, dig– naos concederles el lugar del refrigerio, de la luz y de la paz". Después del "Pater noster" pide por quinta vez el representante de Jesús la paz, diciendo: "Concédenos propicio la paz en nuestros días". Y teniendo un !ragmento de la Hostia sobre el (29) Rom., 15, 53.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz