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LA ESPERANZA CRISTIANA 97 la esperanza por ser invisible y futuro es di– ficultoso y, por lo mismo, necesitamos, como dice el Doctor de las Gentes, "de la perseve– rante esperanza" (3). Nuestro dulcísimo Redentor nos mamfestó la necesidad ineludible que tenemos de la pa– ciencia para salvarnos por estas palabras: "Con vuestra paciencia salvaréis vuestras almas'' (4). San Pablo expone también a los Hebreos la necesidad de la paciencia para lograr la pro– mesa por estas razones : "No perdáis, pues, la confianza, porque tenéis necesidad de pacien– cia, para que, cumpliendo la voluntad de Dios, alcancéis la promesa" (5). Esta promesa de la esperanza, que mencio– na el Prisionero de Cristo, es la hacienda mejor y perdurable (6), que aguardamos. Y como quiera que es futura, síguese que necesitamos de la paciencia, o como escribe el mismo en– carcelado de Cristo, del aguante de la espe– ranza o de la paciente esperanza. Todo lo di– cho lo podemos compendiar en esta sentencia del Apóstol a los Romanos: "Si esperamos lo que no vemos, por la paciencia lo espera– mos" (7). (3) Tess., 1, 3. (4) Le., 21, 19. (5) H eb., 10, 35-36. (6) H eb., 10, 34. (7) Rom., 8, 25.
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