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El SEÑOR ME DIO HERMANOS El Evangelio, como utopía realizable de esa nueva vida que nos ofrece Jesús , puede quedarse en un proyecto etéreo si no se materializa en las formas ordinarias que los humanos tenemos para ser y expresarnos como hombres. Las propuestas de Jesús son para ser vividas, en cada momento histórico hay que traducir– las a los esquemas estructuras sociales que las hagan posibles. Uno de los valores fundamentales del Evangelio es el amor a los demás, la fraternidad. El amor que Dios tiene a cada persona fundamenta la experiencia del amor fraterno. Si Dios quiere a to– dos,incluso a los ingratos perversos, el amor cristiano deberá ha– cerse extensible incluso a los enemigos. La fraternidad proclamada por Jesús se concretó, al menos como tarea, en las primeras comunidades cristianas. La comunión de corazones y el compartir los bienes aparecen no sólo como ca– racterísticas de la comunidad de Jerusalén, sino como ideal para los cristianos que en futuro entran a formar parte de la Iglesia. 3

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