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NAZARET EN NUESTROS DÍAS, !}7 Palestina y se acerca á los rasgos característicos de la raza griega. Un pintor encontrai'ía en esas doncellas de Na– zaret de blondos cabellos, tez morena, ojos grandes y brillantes y rostro perfectamente ovalado, reves– tidas en ese traje antiguo y piadosamente arrodilla– das en la iglesia, buenos modelos para representar á la augusta Virgen de Nazaret, bendita entre todas las mujeres. Nazaret encierra muchos santuarios. La habitación de la Santísima Virgen estaba en la parte oriental de la ciudad y adosada á la colina, donde se halla una magnífica iglesia y el convento de los PP. Franciscanos: la iglesia se llama de la Encarnación; el altar mayor se halla encima de la habitación que ocupaba la Santísima Virgen, á la cual se baja por una escalera, que tiene quince gradas. Lo primero que se halla es una pieza oblonga que lleva el nombre de Capilla df'l Angel; está embal– closada de mármol y cubierta por una bóveda de construcción moderna. Tiene dos altares, consagrados el uno al Arcán– gel Gabriel y el otro á San Joaquín. Ocupa igual te– rreno que el que ocupaba la Santa Casa de Loreto. Esta capilla está unida á la roca y cierra la aber– tura de la gruta llamada de la Anunciación. Bajando dos escalones más, se halla la segunda capilla ahondada en el mismo cuerpo de la roca; toda ella ha sido tallada en roca viva. En el fondo y apoyándose en la muralla que la separa ele mia segunda gruta, se encuentra el altar de la Anunciación, en el que se lee abajo la inscrip– ción relativa al misterio: Ilic l'erbum caro faclitm est. Por una pequeila puerta situada al lado de la Epístola, se pasa á la parte tercera de la habitación 7

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