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NAZARET EN NUESTROS DÍAS. 95 bían también preparado corno él por el ayuno y la oración, ponen manos á la obra y algunas horas des– pués los tres huecos quedaron abiertos. Los escombros fueron recogidos con cuidado re– ligioso y sirvieron para tapiar la antigua puerta, que todavía e:x:iste marcada en el muro por los mon– tantes y el dintel de cedro visibles hoy mismo. EntonceR fué cuando se agrandó la estrecha ven– tana que daba luz á la Santa Casa por la parte del Poniente (que se llama la ventana del Angel) y re– cibió igualmente su forma actual el nicho conocido con el nombre de Sacro Camino, ó sea la santa chi– menea. CAPÍTULO XIX. NAZARET EN NUESTROS DÍAS. Era el mes de Mayo de 188(3 cuando hice mi pe– regrinación á Nazaret, y la primera visita fué á la Casa de María, ó sea al lugar que ésta había ocupa– do, donde me detuve varios días, no sólo para tomar medidas y confrontarlas con la Santa Casa de Lore– to, sino también para reconocer y visitar toda aque– lla ciudad consagrada con la presencia de la Sagra– da Familia. Nazaret es una pequeña y simple aldea que los hebreos jamás han mirado como una ciudad: sólo el santo Evangelio la da este nombre. Está situada en forma de anfiteatro y sus casas se escalonan unas sobre otras en la pendiente de un collado, rodeado por un círculo de quince montañas más elevadas que él; corona dispuesta por la naturaleza para hon– rará la Santísima Virgen como Reina del universo, y barrera á la vez que sirve para proteger contra los

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