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88 B'GLAS EN FAVOR DE LA SANTA CASA. »concibió al Verbo, Salvador de los siglos; en que >)amamantó á su Unigénito Hijo, con leche vertida »por el cielo en su seno virginal; en que lo educó; >)en que tranquila se entregaba á la oración, cuando »fué asumida de este siglo de miserias á la gloria de >)los cielos: que esta fué la primera iglesia consagra– >)da por los Santos Apóstoles en honor de la bien– »a-venturada Virgen María, y que en ella se celebró »la primera Misa; que esta Casa fué trasportada por »mano de los Angeles de Nazaret á las costas de la »Dalmacia, cerca de la éiudad de Fiüme, y de allí, J,siempre por ministerio de los espíritus celestiales, »al bosque de la piadosa Loreta, tan devota de la »Santísima Virgen, y sucesivamente desde este si– »tio, y á causa de los asesinatos y crímenes de todas »clases que en él se cometían, á la colina de los dos »hermanos; y en fin, por consecuencia de las que– »rellas y disensiones de éstos, á un camino público »en territorio de Recanati, etc.» León X usa el mismo lenguaje y sig·ue los pasos de Julio II, Sixto IV y Pablo II, cuyos actos enume– ra y confirma. Seria imítil continuar por este camino: los testi– monios son mayores á medida que se esparce la glo– ria del santuario y nos acercamos á los tiempos mo– dernos; pero en todo tiempo no pueden ser más for– males ni m:is decisivos. Recordaremos únicamente que Benito XIV se mostró en tres de sus obras apologista oficial de la Santa Casa y de su culto. No sólo se ha enriquecido la Santa Casa más que ninguna otra Basílica, sino también á sus Canóni– gos y Sacerdotes, empleados en el culto divino. Los Can<mig·os de la Santa Casa son considera– dos como Familiares y comensales perpetuos de los Sumos Pontífices, privilegio concedido por Julio II en

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