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RULAS EN FAVOR DE LA. SANTA. CA.SA. 87 Trae á la memoria los innumerables milagros que se obran todos los días en este santuario por el poder de la Madre de Dios, cuyos efectos ha experi– mentado él mismo en su propia persona. En su segunda Bula, fechada en 1470, añade: «Que la gloriosa Casa de la Virgen María, con su imagen, acompañadas de una comitiva de Angeles, ha sido puesta por la clemencia admirable de Dios en Loreto, territorio de Recanati.» No de otro modo se expresa también Sixto IV en su Bula, por la cual confirma todas las gracias con– cedidas por sus predecesores y á las que agrega otras nuevas. El es el que sancionó el primero por un acto de su autoridad pontifical el título de Alma, il1tgusta, que la piedad de los fieles había ya establecido para la Casa de Loreto. Alma Domus Lauretana; así es como se llamará en adelante esta humilde capilla: esta casa es la Augusta Casa, así como la tumba del Sal– vador en Jerusalén es el Santo Sepulcro. Ese nombre es su verdadero nombre, su nombre propio que trae á la memoria su origen y sus dere– chos á la veneración de la Iglesia, y sólo á ella per– tenece; cualquiera que lo pronuncie ejecuta un acto de fe en favor de su autenticidad. Julio II, siguiendo el ejemplo de su tío, recuerda las concesiones anteriores de Urbano VI, Bonifa– cio IX y Martín V, así también que las de Pablo II y Sixto IV, las renueva, confirma y amplifica, dicien– do, entre otras cosas importantes, las que siguen: «Considerando que en esta ig·lesia de Loreto se >,halla, no solamente la imagen de la Santísima Vir– »gen, sino también, como lo cree la piedad de los ))fieles y es pública voz y fama, la casa ó cámara ,,nupcial en que la bienaventurada Virgen fué con– »cebida y criada; en que, saludada por el Angel,

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