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86 BULAS EN FAVOR DE LA SANTA CASA. del Señor», cantado por la voz pura y sincera de los ni:uos. Pero ya sus miradas penetraban en el porvenir y se preparaba á sufrir las traiciones, las calumnias, la cárcel, los ultrajes, el crucifícalo, crucifícalo, en fin, ele la Pasión, muriendo encerrado en el Vaticano después de haberle sido robado su poder temporal. El Pontífice de nuestros días, S. S. Leon XIII, visitó la Santa Casa de Loreto siendo Cardenal; no ha podido hacerlo de Papa, porque desde que ocupa la Silla de San Pedro se halla en clase de preso, sir– viéndole de cárcel el mismo Vaticano, siendo cada vez más violenta su situación en Roma y temiendo se vea obligado á abandonarla, si Dios con su infi– nita misericordia no lo remedia. CAPÍTULO XVI. B"CLAS EN FAVOR DE LA SANTA CASA DE LORETO. La prudencia y reserva de los Romanos Pontífi– ces son bien conocidas, y sabido es uon qué madu– rez preparan hasta sus menores decisiones y cuál es el valor que se concede á sus testimonios. Para que los Papas levanten su voz y tomen la pluma en favor de la Santa Casa no han esperado sino el tiempo rigurosamente necesario para asegu– rnrse de la verdad de su origen y de la certeza de su traslación. Las primeras Bulas dadas en su favor siguen muy de cerca á su llegada á Italia. Por de pronto, ténemos la Bula de Pablo II en 1464; su lenguaje es claro y terminante, mani– festando, sin rodeos, «que la Santa Casa y la divina imagen de la Santísima Virgen María, están en Lo– xeto, diócesis de Recanati.))

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