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LOS PONTÍFICES EN LORETO. 85 Casa tres Soberanos Pontífices, prosternados en el recinto de sus muros sagrados. En 1800 Pío VII, elegido pocos días antes, fué á pedir á la Santísima Yirgen las luces y la fuerza que necesitaba, más que nunca, en aquellos tiempos di– fíciles. Catorce años más tarde salía victorioso de la pri– sión y del destierro, y daba gracias á la Augusta Señora por su protección miligrosa, á que debía su vuelta triunfal á la Ciudad Eterna. Greg·orio XYI, en 1841, fle fué directamente de Roma á Loreto, sin otro objeto que satisfacer su piedad. Pío IX no olvidó en su trono á este santuario, donde había orado en su adolescencia. Elegido por la Santísima Virg·en para proclamar la gloria de su Inmaculada Concepción, creyó de su deber presentarla el homenaje de su reconocimiento en el lugar mismo en que se había realizado este misterio. f,Quién podd. decirnos sus tiernos coloquios con aquella que le había de antemano señalado con tan– tas gracias y le reservaba otras aún mayores. Pero Su Santidad no quiso á lo menos que igno– rúsernos que sólo sn piedad fué la causa de este Yia– je triunfal que le dió un nuevo rasgo de semejanza con aquel de quien era el Vicario, como manifestó á los Cardenales congregados después de su regreso, en el consistorio secreto de 2D de Setiembre de 1837. El viaje de peregrinación lo hizo Su Santidad en la primavera, rrcorriendo al mismo tiempo todas las provincias del Norte de sus Estados, recibiendo por todas parte::; las bendiciones de los pueblos, felices de vivir á la sombra de la tiara, y no oyendo á su paso sino aclamaciones entusiastas y gritos de amor y gratitud, un (<bendito sea el que viene en nombre

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