BCCCAP00000000000000000000534

LA SANTA CASA EN LORETO. 71 Virgen por su dichoso nacimiento y feliz hora en que quiso enaltecer y honrar su país, viniendo á habitar con ellos, y ofreciéndoles su protección, por medio do su Santa Casa, siendo todos los años pe– queño el espacio do la gran Basílica para contener tanta multitud. Este milagro de las llamas se renovó todos los años, durante cerca de tres siglos, cesando en tiem– po de Paulo III, pero no tan completamente que no volviese á ser visto en diferentes ocasiones, acom– pañado de circunstancias las más maravillm;as, como referiré mús adelante. Por aquel mismo tiemf)O, los habitantes de Heca– nati, deseando poseer en a ciudad algún objeto que hubiera pertenecido á la Santa Casa, trasladaron con gran pompa, y colocaron en una capilla ricamente preparada, el antiquísimo Crucifijo que vino de Oriente con ella; pero al siguiente día, cuando fue– ron ú venerarlo, advirtieron con sorpresa que había desaparecido y que había ido por su impulso á ocu– par nuevamente su puesto encima del altar de los apóstoles; como este prodig'io se repitió varias ve– ces, hubieron de renunciar á su piadoso propósito. Las santas paredes descansaban sin cimientos sobre un terreno desigual; la fecha ele su construc– ción era de mús de mil trescientos años; formadas de mediano grueso, y construídas ade1m'ts con la falta de cuidado que supone una habitación tan mo– desta, todo lo cual hacía temer que el día menos pensado se vinieran abajo. Para evitar esta desgra– cia, las autoridades de Recanati dispusieron que se leyantara alrededor una gruesa y sólida muralla de ladrillos; la Santa Casa no quiso admitir este apoyo, porque apenas estuvieron terminados los nuevos mu– ros se fiiepararon y desviaron con respeto de los anti– guos. Dos siglos después fueron derribados para de-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz