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68 CUARTA Y ÚLTDrA TRASLACIÓN. relación oficial de su viaje fué depositada en los Ar– chivos de la ciudad, y los principales vecinos saca– ron de ella copias auténticas selladas con el escudo de armas del Ayuntamiento, para unirlas á los títu– los de familia; no siendo extraii.o encontrar al cabo de dos ó tres siglos algunos ejemplares bien conser– vados, como los tenía la familia Leopardi. En el año de 13:30 el Obispo de Recanati, celoso Religioso de nuestro Padre San Francisco, escribió una historia abreviada y popular de estas diferentes traslaciones de la Santa Casa, aRí como de los mila– gros que las acompañaron, y para conservar siem– pre viva su memoria, el Consejo de Recanati dispuso que en lo sucesivo se enseñara á leer en todas las escuelas por este libro. Puede comprenderse fácilmente cuán vehemente se levantaría el fervor de aquel país, ante la infor– mación de los comisionados de Hecanati, y qué ancho campo no abriría á la devoción de los fieles. Hasta entonces, por grande que fuera el número de peregrinos, cada cual iba aisladamente y por su pro– pia cuenta, impulsado por el agradecimiento, ó atraído por la gracia que emanaba de esta Casa ben– dita; pero desde este día, estas reuniones iban á re– vestir un carácter público y, en cierto modo, oficial. Las poblaciones en masa emprendían la expeclición bajo la dirección de un jefe, bien fuese Obispo, Go- 1Jernador, ó alguna otra persona de importancia, precedida de sus banderas y al son de instrumentos músicos, siendo demasiado pequeiia la capilla para contener tantos fieles, los cuales la rodean y se prosternan delante de sus muros. Ni una ciudad, ni un pueblo faltan á esta piado– sa cita; la provincia entera acude para aceptar so– lemnemente la protección que María la había ofre– cido al confiarla su Casa. Este pacto, hecho hace
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