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50 PRIMERA TRASLACIÓN. en divulgarse y llevar muy lejos la fama de este santuario. Era entonces gobernador y señor de Tersatz don Nicolás Frangipani, hijo de una antigua y distingui– da familia de Roma, sientlo además gobernador de las provincias de Dalmacia, Iliria y Croacia; y al sa– ber este acontecimiento, regresa apresuradamente de una expedición, en la que acompauaba al Empe– rador Rodolfo, se informa de todo lo ocurrido, pre– gunta á los testigos, especialmente al sefíor Obispo Al~jandro, y se felicita con ellos ele la honra y bene– ficios que va á reportar su patria. No era posible abrigar duda ninguna en presen– cia de este Obispo, curado milagrosamente á la lle– gada de la Santa Casa; pero el asunto era demasiado importante para que no despertara el deseo ele com– probar este testimonio, por múR qne ya lo estuviese por sí mismo; no obstante, debía reconocerse el lu– gar que había abandonado aquélla, para trasladarse á Tersatz. D. Nicolús Frangipani da las órdenes en virtud de las cuales cuatro nobles de la villa parten para Tierra Santa, siendo uno de ellos el mismo Obispo Alejandro. Al llegar á su destino, preguntan inmediatamente á los habitantes de Nazaret, los que les dicen que la bendita Casa de la Santísima Vir– gen había desaparecido de entre las ruinas de la Ba– sílica erigida por Santa Elena; coincidiendo la épo– ca exacta y precisa de este suceso con la de su pre– sentación en Tersatz. Trasladündose al solar que ha– bía ocupado, ven con gran alegría que todas sus esperanzas se habían realizado: los cimientos que están á su vista son los que corresponden á la casa capilla que han dejado en Dalmacia: las medidas que han llevado se aplican exactamente á los restos que allí están presentes: las dimensiones del san– tuario son las mismas y el mismo el género de los

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