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LA SANTA CASA EN TERSATZ, 4!) lestial. El milagro siguiente les sacó de toda duda. El santo anciano .Alejandro, Obispo de la iglesia de San Jorge y diócesis de Tersatz, vivía hacía mu– cho tiempo postrado en cama completamente para– lítico, con pocas esperanzas de vida. Su debilidad no le permitía f'iquiera hacerse trasportar hasta la villa ele Haunizza; pero sabe que una estatua de la Virgen Santfoima ha venido al mismo tiempo y, se– guro de no eng·afíarse al acudirá ella, le suplica que satisfaga sus piadosos deseos y la legítima curiosi– dad de su pueblo. Su oración fué oída, y casi sin ninguna Jilación, y en la Riguiente noche, en me– dio de una luz celcRtial, se le aparece la Virgen Ma– ría y le hace saber que esta casa es la Ruya y en ella ha nacido, y bajo rn techo se ha criado; que allí recibió la viRita del Arcángel y se deslizó la vida de su Hijo Jesús. Dios 'ha querido sustraerla á las profanaciones de los infieles y confiarla ú los habitante::; de este país (por algún tiempo), para que continúe recibiendo los honores :í, que tiene derecho. Y en prueba de la verdad de estas palabras, la Divina Madre le dijo que sería curado y que podía dar de ello testimon'io delante de toda su diócesis. En efecto: la apari– ción sobrenatural no había desaparecido aún, cuan– do se encontró baiiado de un copioso sudor, con el cual recobró enseguida la rn,ís perfecta salud: se levantó con gran prontitud y agilidad, anunciando él mismo al pueblo la gracia que acababa de recibir, y la que Dios y Rn Santísima Madre dispensaban á aquella tierra privilegiada; y seguido de gran mul– titud, corre á la Santa Casa, se prosterna ante la estatua de su bienhechora y cumple su voto en me– dio de copiof!as lágrimas y fervientes oraciones que todos los concurrentes mezclan con las suyas. La noticia de esta curación milagrosa no tardó mucho 4

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