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SANTA ELENA Y OTROS SANTOS EN l'ALESTINA. 41 sino que estaba además fuera de contacto con la co– lonia extranjera, griega ó romana; por lo tanto, bajo el influjo de las costumbres todas de los judíos y los hábitos de la vida orienta l. En nada se distinguía la bendita Casa en que Dios había habitado durante treinta años de las de– más casas, circunstancia que des--viaba toda sospe– cha y hacía más fücil su conservación, por lo que no extraña que se encontrara, al terminar aquella época de persecución, en el mismo estado en que la había dejado la Santísima Virgen. CAPÍTULO VI. SANTA. ELENA. Y OTROS SANTOS EN PALESTINA. Cuando la Iglesia recobró la paz, Santa Elena, completando la obra de su hijo, recorre la Palestina, derriba los monumentos dedicados al culto de los ídolos, y devuelve á todos los Santos Lugares la gloria que les es debida. A sus órdeneR se levantan espléndidas Basílicas en Jerusalén, sobre el monte Calvario y Santísimo Sepulcro, y en Belén, Robre la gruta en que nació el Salvador, no olvidándose de la Santa Casa de Nazaret, que tuvo su iglesia digna en todo de la grandeza y de la santidad de sus re– cuerdos, iglesia considerada como la más elegante, bella y hermosa de todo el Oriente.. San Paulino de Nola nos asegura que la Empe– ratriz Elena pidió á su hijo el permiso para purifi– car de las inmundicias del paganismo, destinándo-. los al culto de la verdadera religión, todos los lu!J'a– res marcados por los pasos del Salvador y señalados por sus beneficios, á fin de que la Iglesia goce de su gloria en el lugar mismo de su origen.