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MONTE CAR:.IELO, 230 fortaleza; en medio del convento, se halla la iglesia dedicada á la Santísima Virgen del Carmen; en el altar mayor, que se sube por medio de unos escalo– nes, se halla en su hermoso trono la preciosísi– ma estatua de la Virgen de Monte Carmelo, rica– mente vestida y teniendo al niño Jesús en sus brazos. Debajo del altar mayor estú la gruta de Elías, donde habitó él y EliF;co; estú hecha en la misma roca, convertida en capilla, donde canté dos dias la santa Misa; allí se ve una antigua csbtna del profe– ta, que es de un mérito desconocido; esta capilla tie– ne por un lado cinco metros y por otro tres; su al– tura es como de un hombre: está en grande venera– ción por todos, sin distinción cle,.sectas, pues el pro– feta Elías es querido por ciRm:íticos, mnmilmanes, griegos, hebreos, etc., y el día de su fiesta y los ocho siguientes no cesan de venir peregrinos ú la cueva del santo profeta. Delante de la puerta de la ig·lesia hay una pequeña pirúmide, que indica el sitio don– de fueron enterrados los soldados franceses heridos en San Juan de Acre (en 1799) y degollados en el convento de Monte Carmelo por loR mn:mlrnanes. A la extremidad del convento se halla un gran es– tablecimiento con diversas dependencias y una gran farola que es de los mejores y mús elevados faros del Mediterráneo. A tres minutos hay una pequeña ca– pilla, donde se dice Misa; y aquí residió el Reveren– do Padre Próspero, español, y dos más Carme– litas, cuando fueron para la última fundación y cons– trucción del convento que hoy existe: esta capilla está dedicada á San Simón Stok. Después se baja el monte un poco á la derecha y se visita la Escuela ele los profetas, donde Elías y los hijos de los profotaR se retiraban á estudiar latl San– tas Escrituras y dedicarse á la contemplación.