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238 'l"IAJB J.. TIERRA. EA.!<TA. Los sarracenoR dieron muerte á todos los religio– sos que había mientras que estaban cantando la Salve Jlr_r¡ina, y pegaron fuego á todo el convento (en 1:200). El ailo lG:31 volvieron loR bijos de Elías ú esta– blecerse y recuperar la propieclad del Carmelo. Este glorioRo monte es el mús bello y pintoresco de toda Tierra Santa; forma una cadena, llamada la corclillern. de E lías, que tiene seis leguas de_ largo por dos de ancho, terminando en el mar Mediterrá– neo por un promotorio qne produce un efecto ma– jestuoso y pintoresco; su mayor altura es de GOO metrm,. El Carmelo es fertilísimo; cubierto todo por una capa de tierra negra, que produce multitud de árbo– les, frutos y semillas; Re halla polilado por algunos pequciíoR casuchos habitaclos de p:rniegos salva– jes que huyen de los hombres; en sus extremos hay bastanteR fieras, como lobos, jabalíes, panteras, hie– nas, y multitud de aves ele diferentes clases, sobre todo perdices y pichorrns. Tanto me gm;tó el Monte Carmelo (aquellos habitantes le llaman el paraíso te– rrenal y tierra de promisión) que me detuve en él seis días, en cuyo tiempo hice hermosas excursio– nes por todo él. El primer monumento que allí se visita, es el hermor10 y gran convento de los PP. Carmelitas: los Ermitailos de Monte Carmelo vivían antes separa– dos en grutas ó cuevas; pero el año 1155, el profeta Elias se le apareció á San Bertholdo y le mandó que se retirara á Monte Carmclo y sobre su cueva fun– dasen un convento, como lo l1izo el Santo, ayudado de Americ, patriarca de Antioquía. El convento de los Cm·melitas, hecho de un estilo simple y severo, es el más hermoso y el más grande de la Palestina; su forma es cuadrada y sus muros espesos como una

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