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DE NAZARET Á TIBERÍADES. 231 bicrta de matorrales y cuevas, estaba poblada de multitud de fieras; hoy se ven rara vez, pues lo que abunda son las perdices, tórtolas y lobos. Lo m:\s interesante es la capilla de h J'.rans/igu– ración, donde iYueslro S1•Jior Jesucristo se transfig·uró en presencia de los tres discípulos Pedro, Santiago y Juan. Este sitio tan vcmerado por los cristianos, ha sido visitado por todos los peregrinos, que se postran ante el lugar donde Jesucristo hizo ver un rayo de sn gloria. La pere~rina por excelencia Santa Elena, subiú al Tabor á lm; 80 afi.os de su edad con la piedad y devoción que le eran propias. Esta hizo levantar un magnífico y grandim,o templo, dejando considerables rnmas para el sostenimiento. San Jerónimo, Santa Paula, San Antonino, Cosroas, Tancredo y mileR de mileR ele santos y peregri– nos ilustres veneraron esta Ranta montafi.a. Sobre el monte al lado ele la derecha hay una mayor elevación formada de piedras, que es el lugar de la Trarn,tiguracióu de Jesucristo nuestro DioR; ac– tualmente se hallan allí las ruinas ele una gran iglesia; al lado el<' la derecha están las ruinas de otra ig·leRia que estaba consagrada al profeta 11/oisés, y otra ú la izquierda, del profeta Elías. Todo el lugar de la Trarrnfiguración está cercado de murallas ele piedras talladas con puertas ele hie– rro: sobre el monte se ve una gran cripta tallaua en la misma roca, que fné habitada por Melkisedek (8em), Rey ele Salón. En la actualidad trabajan los PP. Frauciscanos por reedificar los templos destrní– dos. Tienen allí su convento é ig·lesia al lado ele las ruinas y la hermosa hospedería donde reciben los peregTinos. El panorama que preRenta el monte Tabor es en– cantador; colocadoR en la terraza del convento ele la 'Transfiguración, se ven multitud ele pueblos como

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