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DEDICADA Á NUESTRA MADRE YSEÑORA DE LORETO l'OR EL l'.LTDIO DE SUB APASIONADOS HIJOS, ¿A quién sino á Vos, mi buena y queriua Madre, que sois el ornamento y la gloria de la Iglesia, uebo dedicar este pequeño trabajo? La historia de la Santa Casa es parte de vuestra historia, ¡oh mi consuelo y esperanza! Habéis nacido en esta santa mo– rada; en ella vivisteis recibiendo la embajada celestial y encarnó el mismo Dios en vuestro seno virginal; aquí visteis crecer en edad y sabiduría al Salvador del mundo Cristo Jesús, en compa– ñía del Santo José, vnrstro casto esposo. Vos habéis conserrndo esta bendita Casa, librándola de la profanación de los enemigos de la Iglesia, disponiendo que por ministerio de los Angeles fuese llevada de Nazarct á Tersatz, y de ésb, it Loreto, donde reside hace seis siglos; siendo un elocuente testimonio de la grnntlcza de vuestras virtudeR r de los misterios de vuestro Di– vino Hijo. Vos liabéis hecho de esta Santa Casa el lugar de vuestras delicias y el primero de los santuarios del mundo ca– tólico. A Vos, Virgen 1\fodre, os debo el haber dejado el mundo y abrazado la Regla del Serafín de Asís, nuestro amado San Francisco. ¿Qué hubiera sido de mi sin vuestra especial protección? Ynestro es, Madre mía, el fruto que haya conseguido en el ejer– cicio de mi ministerio, nsí como á Vos me he consagrado con todo lo que soy y puedo. En vuestro patrocinio hallan consuelo los afligidos; alegría los tristes; salud los enfermos; fortaleza los débiles; puerto los