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DE NAPLUSA Á DEJENINA. 223 El lunes en la madrugada salimos de Naplusa y al dejar la ciudad vimos llegar una peregrinación de Francia de unas 800 personas que venían <le Mon– te Carmelo; entre ellos había bastantes enfermos que se quedaron para curarse en aquella poco cari– tativa ciudad. CAPÍTULO XXXVII. DE NAPLUSA _l DEJENINA (GALILEA). Al salir el sol dejamos la ciudad y atravesamos el hermoso valle de Naplnsa, llegamos á Sebaste que era la antigua capital de Samaria, reino de Israel. En este lugar Achah tomó por esposa, contra la ley de 11/oisés, á Jezabcl, hija del Rey de Sidón, y construyó un templo al ídolo de Baal; entonces fué cuando el profeta Elías, bajando de la cordillera del Carmelo, le anunció que, en castigo de sus pecados, no caería por espacio de muchos años en todos aque– llos contornos ni agua, ni rocío del cielo. Simón el Mago era de esta ciudad, y siendo tes– tigo de los milagros y prodigioR que obraba el diá– cono San Felipe, y viendo que después de haber sido bautizado no hacía los prodigios que aquél, huyó á Roma y se hizo amigo de Nerón que le elevó una estatua y fué la causa de la muerte de San Pedro y San Pablo. Este pueblo tiene unos 300 habitantes todos jor– naleros que se ocupan en labrar los campos. Aquí se visitan las ruinas de la iglesia de San Juan Bautista, que se conserva en pie su fachada, la torre y parte del monasterio, con hermosaR colum– nas. Allí se halla el sepulcro de San Juan Bautista, que es una capilla tenida en gran veneracion por los
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