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222 VIAJE Á ~ERRA SANTA. espeso atrozmente, que, como yo decía, era comer café. Allí se toma 15 ó 20 veces café al día, como si fuera agna: cada visita que se hace hay por fueza que tomar el café de reglamento; de lo contrario, es desprecio que lo sienten en gran manera y hasta llegarian á enfadarRe. No olvidaré en mi vida el con– vite turco del Sr. Fakiani, digno de agradecer en aquel país donde son fanúticos por Mahoma y ene– migos declarados de los forasteros, y sobre todo si son católicos. Una de las cosas mús notables de Naplusa y que verdaderamente es un monumento de arte, antigüedad y tradición es el Pentateuco, que los samaritanos dicen fné llevado por el hijo de Aarón; por lo menos se cree que Manasés, el primer gran sacrificador del templo de Garizín, lo entregó á loR ,mmaritanos. El Pentateuco consic:te en una gran tira ele perga– mino fuerte, que tendrú unos 10 metros de larga por un metro de ancha, donde se hallan escrito,; en lier– mosa letra samaritana los cinco libros de Moisés. Ver– daderamente este escrito es una riqueza que se halla en la Sinagoga, y lo conservan con gran vene– ración; hay que pagar para verlo dos pesetas por persona. A 20 metro,; se halla el Kebir, antigua iglesia ele los Canónigos del Santísimo Sepulcro dedicada á los JYJisterios de la Pasión y füsurrección del Safoarlor. En la actualidad es una mezquita ele gran valor llena de columnas, pilares y chapiteles de piedra mármol. Hay otros monumentos, pero de poco interés: las calle::; Rucias como toda la Palestina y Siria, muchas enfermedades de ojos, porque no se lavan sino es cuando van al río á purificarRe de sus pecados y aprovechan aquella ocasión para quitarse las cos– tras ele porquería q_ue tienen en la cara, manos y pies.
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