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216 VIAJE J TIERRA RAXTA, convento de San Sa1ms llegó ú tener 10.000 Religio– sos; •1.000 qne habitaban en el convento y 6.000 en las cuevas de la montaña próxima. A. nnas dos horas de este nrnmorable convento se lrnlla el mar Jbm·to, que CRtú situado entro <los grandes cadenas de montañas; sn agua eH mnarguí– Rima, clara y parece grasosa; tiene unas 25 leguas de largo por ciuco de ancho; su profuudidad es de :Ho m1'tl·us: este sitio lo ocnpa bau bs ciudades de ;-;odor,rn y Gomorra cu tiempos (le Abraham y Lot. Caminando á la derecha se ll<'ga al Jonlim, don– de San Juan predicaba y bautizaba; atraviesad mar de Tiberíades y recorre uuas 30 legnas hasta entrar en el mar 1UuPrto; fiU mayor profundidad es de cinco metroR y HU anchura de 50; lm; élguas ¡;on dulces y se sirven de ellas para beber en aquellos pueLlos próximos. Ademús cwtú Reñalado por una capilla el lugar donde f\lJefitro Señor JesucriRto fuó bautizado por San Juan BautiRta. A poco müs de nna hora se ll<1ga ú Jericó, que es la primera ciudad que g'anó Josuó ú los r:anancos: al son de las trompetas derribó su murallas é hizo pasar ú cuchillo ú todos sus habitantes, exceptuan– do una mujer llamada Bahal, que les había favo– recido. Hoy la ciudad de Jericó es un miserabln grupo de cabañas asqueroRas, habitadas por uuos :rno indi– viduo¡; peores que los heduínos y completamente salvajes: allí se visita el sitio donde eBtaLa la casa de Zaqueo, dornle Nuestro Señor JeRucristo pasó una noche; es en la actualidad una pobre capilla. Los alrededores de Jericó son cólebres á causa de la Ilusa de Jericó, llamada la rosa de ~Iaría por todos al1uellos indígenas; eRta rosa t~ene seis cetí– metros de alta y crece mucho en ciertos lugares,