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210 VIAJE Á TIERRA SANTA, BELI~:-;. Esta ciudad está situada á 846 metros sobre el nivel del mar en una montaña de piedra calcinada; tiene 5.500 habitantes; de éstos 1 1.000 son católicos y los demiis griegos y armenios. En el convento de los PP. Franciscanos se halla la parroquia y se da hospitalidad á los peregrinos. Alli Re visita la gran Bm;ílica de la Natividad del Sal– vador; es una de las más hermosas propiedades que la Orden Serúiica tiene en Oriente: está situada á la extremidad oriental de Belén; se halla toda llena de arcos y columnaR magníficas y coros, la mayor par– te del tiempo de Santa Elena; atravesando la Basíli– ca se ba,ian lG escalones para entrar en la SAJS'TA. ERl\IITA DE LA NATIVIDAD DE Jrn:;ucRISTO. Cuando la Santísima Virgen y su casto esposo se re– tiraron á esta grnta ora un oRtablo público donde se refugiaban los viajeros con las caballerías, y fie ha– llaba á la intemperie. El establo de Belén ó gruta es en gran parte na– turnl en la misma roca; tiene 12 metros de largo y cuatro de ancho; el pavimento y las paredes están cubiertas do múrmol blanco: eRta gruta tiene dos I mertas, pero no recibe hoy ning·una luz de fuera, ialLíndoRe iluminada Riompre por 33 lúmparaR col– gadas del techo, sin contar las que arden delante del Nacimiento y Pesebre. Al entrar en el establo se ve ú la izquierda el augusto sitio drl nacimienío del Sal– vador, donde la Santísima Virgen dió á luz al Hijo de Dios; en este lugar sagrado se halla una gran placa de mármol blanco; en medio tiene una aber– tura cercada de una estrella ele plata que tiene esta inscripción: llic de Virgine 1Jlarill Jrsus C!tristus natus est: aquí Jesucristo nació de la Virgen Maria. En este sitio cerca del suelo, arden día y noche 15 lúmparas de oro y plata. A tres metros, bajando tres escalones, se halla el oratorio del Pesebre: está

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