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206 VIAJE Á TIERRA SANTA. bellm, de la barba de Mahoma en un relicario de pla– ta, el estandarte del profeta v la bandera. Otras muchas cosas cueñtan y enseñan sobre el fin del mundo y disparates de Mahoma. Como los vÍ tan entusiasmados á aquellos santones, ó sean los ministros, les dije si querían vender la mosquea de Ornar á los españoles, y levantando las manos al cielo, en tono de admiración, exclamaron: «En todo el mundo no hay riqueza para pagar esto»; y es im– posible que nadie pueda tener aquello en propiedad mas que los musulmanes, porque si pasase á los pro– fanoR (como ellos dicen) se trastornaría toda la na– turaleza y habría g·uerra con el cielo. No Re puede escuchar á aquella gente con sere– nidad, por los düsatinos que dicen á los peregrinos que viRitan sus propiedades. Otra de las capillas que hay del templo de Salo– món es la igleRia de la Presentación de la Santísima Virgen, llamada la mosquea de Atesa, separada de la mosquea de Ornar unos 30 metros. En esta iglesia eRtnvo la Santísima Virgen cuan– do fué presentada al templo y vivió en clase de reli– giosa hasta los desposorios con San .José: tiene 90 metros de larga con 60 de ancha, llena de grandes columnas. Está compuesta de siete grandes naves, todas sostenidas por gruesas columnas de mármol y gra– nito. Allí se hallan los sepulcros de los cuatro hijos de Aarón; también enseñan el lugar donde estaba la habitación de la Santísima Virgen el tiempo que vi– vió en el templo. Hay dos colurnas cerca del altar, llamadas de la prueba: están casi unidas, y la tradición de ellos les asegura que el que pase por entre estas dos co– lumnas se va á su muerte derecho al cielo, llamán-

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