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JEP.L'BALÉN. Hl5 tísima Cruz; éste se halla rodeado de una placa de plata y colocada una hermosa cruz igual á la del Salvador, con un gran Crucifijo en la agonía y á los ladoR la Santísima Virgen y San Juan; á cada lado del altar de la muerte de Jesucristo, á unos dos me– tros de distancia, se halla el lugar donde estaban las cruces de los dos ladrones. Al lado de la Epístola, entre este altar y el del Stabat Jlater, se ve una larga y grande abertura en la roca cubierta con chapas de plata, que es la que se hizo en la peña, á la muerte del Salvador: cabe el brazo de un joven y los peregrinos meten la mano por devoción. Esta abertura se hizo al espirar Jesucristo cuan– do tuvo lugar aquel terremoto y consternación de toda la naturaleza. Su profundidad es grandísima, pues se prolonga hasta las entrañas de la tierra, pa– sando por la capilla de Adán, que se halla debajo del Calvario. Esta capilla es una gruta pequeña unida al sepulcro de Jl.lelkií,edek (que es el mismo Sem, pri– mer hijo de Noé) y en medio de esta capilla se halla– ba la cabeza de Adún, que al abrirse la montaña, la sangre de Jesucristo desde la Cruz, caía sobre el cráneo de este primer hombre pecador. El hallarse allí la cabeza de Adún es prodigioso. Cuando Noé entró en el arca con su familia y ani– males, llevó consigo los restos mortales del primer hombre y los g·uardó religiosamente mientras duró el diluvio; cuando salieron del arca, Noé dividió en– tre sus hijos esta reliquia, que era la herencia mayor que podía darles; la cabeza le tocó á Melkisedck (Sem), que fué, después que Noé, el jefe del género humano, y la coloco en este monte cerca de su se– pulcro. Esta tradición la confirman Orígenes, San Agustín, San Ambrosio, San Basilio y San Epifanio,

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