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188 VIAJE Á~TIERRA SANTA, con el Santo Sepulcro, y su contacto fué lo bastan– te para euccnder mi espíritu y excitarme al amor santo de aquel sagrado lugar. Yo no sé explicar los consuelos que el alma recibe; los sentimientos de ternura que se aglomeran al entendimiento del pe– regrino que por vez primera se abraza al Santo Se– pulcro de nuestro adorable Redentor. Tuve la dicha de celebrar dos veces la santa Mi– sa sobre la Sagrada Sepultura, y permanecer varias horas en aquella antesala de la gloria. El Santísimo Sepulcro está 65 centímetros eleva– do del suelo; tiene 93 centímetros de ancho y un me– tro con 89 centímetros de largo: está unido al muro y hecho en la misma roca, en forma de una gran pila cuadrada; por delante y debajo está revestido de múrmol blanco. Todos los días se dicen muchas Misas sobre el Santo Sepulcro, y una cantada, colocando una espe– cie de tabla (altar portátil) sobre la misma losa del Sepulcro. El retablo colocaclo sobre la sagrada sepultura está dividido en tres partes. El centro estú adornado de un relieve de mármol blanco representando al Salvador resucitado. Al lado derecho (estando delante del Santo Sepul– cro) hay un magnífico cuadro representando la Re– surrección, y al izquierdo otro igual, pero todo de muchísimo valor, con multitud de chapas de oro y plata, representando la Resurrección de Jesu– cristo. Son muchos los riquísimos candeleros que, en– cendidos siempre, se hallan en el sagrado, aunque pequeño recinto, con hermosas flores. Encima de la santa sepultura hay 43 lámparas de plata y chapas de oro, siempre encendidas, cuidadas por los PP. Franciscanos y griegos.
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