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DE ALEJANDRÍA}. JAFFA. 175 su ejemp1o y predicación santificaron aquella ciudad; últimamente fué casi toda destruida por los ingleses y árabes; los primeros la bombardearon, y los otros, indignados contra los europeos, incendiaron sus casas y pasaron á cuchillo multitud de sus habi– tantes. Hoy tendrá unos 500.000 habitantes y de éstos 100.000 son europeos, 50.000 árabes, y los demús son cismáticos, griegos y judíos, etc. Los europeos observan los mismos trajes y costumbres que en sus países, hablan el francés, ing1és é ita1iano: la mayor parte de los árabes son negros y mulatos; visten unas como enaguas blancas y de colores, recogidas, de pies y piernas descalzos la mayor parte y cuando mús unas babuchas; á la cabeza llevan un gorro en– c_arnado con una borla negra, y otros turbante mo– risco. Es Alejandría eminentemente comercial: loR :íra– bes, judíos y hebreos tienen tiendas donde venden toda clase de géneros y comm,tibles. Los arrabales de la ciudad son grandes y todos tienen casuchas pequeñas y asquerosas; las viviendas de los úrabes Ron de construcción rara; en forma de abanico, es– quinadas todas y con espesas celosías para que no puedan Rer vistas sus mujeres, que se comideran como esclavas. Lo mús notable que hay es: el gran convento de los PP. Franciscanos, sus colegios, talleres y depen– dencias, la columna de Pornpeyo, de G5 pies de al– tura y siete de gruesa, toda de granito, palacio y jardines del Baza, Plaza de los Cónsules, Casas de Justicia: la mezquita de los moros, que visité, y para ello me hicieron descalzar, es una obra de arte, toda llena de hermosas columnas y pequeñas lám– paras; tiene unos :30 sepulcros donde están enterra– dos los principales Bazas; todos los sepulcros preeio-

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