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DEVOCIÓN Á LA VIRGEN DE LORETO. 145 Pío IX, de feliz memoria, por una de aquellas di– chosas inspiraciones, de las que su corazón poseía el secreto, halló el medio de satisfacer todos los de– seos de los fieles y de imprimir un nuevo vuelo al culto de la Santa Casa de María. Reservada estaba la gloria de añadir este último florón á la corona de Nuestra Señora de Loreto á un Papa nacido á la sombra de su santuario, en las provincias de las :Marcas, siempre fiel al pacto con– cluído hace seis siglos con su protectora. Pío IX aprovechó esta ocasión para recordar las glorias de la augusta Casa de María, y al leer su Bula parece oirse la voz de un hijo que habla de su Madre. La majestad habitual del lenguaje de los So– beranos Pontífices se dulcificó en sus labios, y sin perder nada de su grandeza, se trasforma en espan– siones de amor y reconocimiento; he aquí una parte de la referida Bula: (lEntre los templos consagrados á la Inmaculada >) Virgen :María, 1\Iadre de Dios, hay uno que ocupa ))el primer lugar y brilla con incomparable explen– »dor. La piadosísima y augustísima Casa de Loreto, >>consagrada por los misterios de Dios, ennoblecida »por innumerables milagros y honrada por elconcur– >)SO y afluencia de los pueblos, llena toda la extensión »del universo católico con la gloria de su nombre, y »es objeto, con toda razón y justicia, del culto de »todas las naciones y de todas las razas humanas. »Loreto es, en efecto, donde se venera la Santa »Cm:a de Nazaret, por tantos títulos grata á Dios, »edificada en su origen en Galilea, separada después »de sus cimientos y trasportada por una fuerza di– »vina á larga distancia, al otro lado de los mares; »primeramente á Dalmacia y después á Italia. Bien– >)aventurada Casa en que fué concebida, nació y fué 10
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